Esa mariposa en la panza viene de otro lado
- drajuliazamora
- 16 dic 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 16 ene
Aunque te parezca extraño, decir que queremos a alguien con todo el corazón no está ni cerca del lugar donde realmente ocurre la emoción. Durante siglos, hemos intentado darle respuesta al origen de esa mariposa que sentimos o esa piel de gallina que aparece aparentemente de la nada; pasamos de lo filosófico, existencialista a lo neurocientífico una y otra vez. Lo cierto es que se han descrito estructuras cerebrales encargadas de generar ese impulso de correr a responderle a tu crush y de suspirar cuando piensas en tu pareja, esas mismas estructuras que hacen que te sonrojes (vergüenza), grites (miedo), reías como si no hubiera mañana (alegría) y llores (tristeza) ante situaciones que lo requieren.
Y antes de marearte con términos científicos, déjame explicarte que al final de cuentas, las emociones positivas y negativas tienen una función vital para la humanidad, ¿te imaginas cuál es? ¡Correcto! La supervivencia, reproducción y cuidado de otras personas y de tu propia persona. Básicamente es ese lado primitivo del cerebro que lo que busca como fin último es salvarte del desastre o enseñarte lo que es divertido y permitirte interactuar con el mundo que te rodea.
Ahora sí, “te amo con todo mi…” Sistema límbico (inicialmente Broca y luego gracias James Papez 1883), considerado como parte del cerebro “primitivo” (es porque fue de las primeras estructuras en aparecer, no se vayan a ofender). Paul McLean lo consideró como un sistema por estar formado de diferentes áreas: partes del hipotálamo, el área septal, el núcleo accumbens, las áreas neocorticales y la amígdala; aunque son nombres raros son realmente importantes para el ser humano ya que interactúan entre sí . ¿Cómo se dieron cuenta que aquí estaban las emociones? Fue en 1955, cuando Heinrich Klüver y Paul Bucy describieron un síndrome conductual inducido en el laboratorio, el cual incluía un cambio sustancial en la conducta emocional.
En sus experimentos observaron que los monos, que eran tranquilos en extremo, sufrían cambios emocionales como: agresividad y pérdida del miedo luego de ser sometidos a una lobotomía bilateral de los lóbulos temporales (quitarles un pedazo de cerebro donde vive el sistema límbico), la cual también incluyó la amígdala, la formación parahipocampal y una estructura hasta ese momento no considerada como estructura límbica: la corteza temporal. Y entonces, se dieron cuenta que la amígdala, que intercomunica al sistema de la expresión somática de las emociones (hipotálamo y núcleos del tallo cerebral), es el sistema de los sentimientos concisos, especialmente el miedo (cortezas cingulada, parahipocampal y frontal. Hacerle caso a la emoción y entenderla nos permite tener conciencia de la misma para integrarla con procesos cognitivos. Si no hacemos conscientes los sentimientos emocionales, no podríamos controlar las respuestas de manera intencional o la expresión de esas emociones. Este procesamiento emocional proviene de la participación de la estructuras de nombres raros que te comenté arriba y estudiarlas tiene una importancia enorme tanto a nivel consciente como inconsciente.
En resumen, hay que agradecerle al sistema límbico lo primitivo de su existencia y aprender a vivir con las emociones sin satanizarlas, ignorarlas, reprimirlas y todas esas cosas estilo “los niños no lloran” que luego aprendemos de la vida. Reflexiona sobre tus propias emociones y date la oportunidad de sentirlas.
Referencias:
Ostrosky, F., & Vélez, A. (2013). Neurobiología de las emociones. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias, 13(1), 1-13.
Mejía, D. I. L., de Yahya, A. V., Méndez-Díaz, M., & Mendoza-Fernández, V. (2009). El sistema límbico y las emociones: empatía en humanos y primates. Psicología iberoamericana, 17(2), 60-69.
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